I+CAS – Endanza · espacio vivo

Endanza -lugar de creación- nace en Sevilla en 1998 con el claro objetivo de promover la realización, desarrollo y puesta en escena de creaciones de diferentes disciplinas: Danza, teatro, música y audiovisuales, tanto de creadores andaluces o residentes en Andalucía, como de compañías de fuera de nuestra comunidad, en un intento de fortalecer el tejido escénico de nuestra ciudad.

El cierre de la Sala Endanza en 2007 por remodelaciones urbanísticas, no ha supuesto en ningún momento el abandono de sus actividades y proyectos.

La acogida de sus programas por parte del Centro de las Artes de Sevilla y del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, ha supuesto una continuidad en su actividad, posibilitando el seguir promoviendo proyectos de interrelación y colaboración de las diferentes artes -plásticas, audiovisuales, escénicas-, el continuar siendo un punto de referencia de cualquier tipo de actividad: creación, ensayos, cursos, grabaciones, reuniones, montajes, preestrenos, estrenos, encuentros, desencuentros, alegrías, penas… contribuyendo a mantener vivo el espíritu creado en Endanza.

En el Centro de las Artes de Sevilla ubicado en el Real Monasterio de San Clemente en la calle Torneo, Endanza · espacio vivo lleva a cabo programas integrados por diferentes propuestas, principalmente de danza contemporánea: Cápsulas, Piezas, Espectáculos, Residencias artísticas y Work in Progress. Todos los fines de semana de septiembre a junio podemos disfrutar de las creaciones de artistas de ámbito local, autonómico, nacional e internacional.

En el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo situado en la Isla de la Cartuja, en el Monasterio de Santa María de las Cuevas (Monasterio de la Cartuja), Endanza · espacio vivo desarrolla desde hace varios años el ciclo “Miércoles a Compás” ofreciendo un espacio para mostrar su trabajo a las figuras emergentes del flamenco. Todos los miércoles de septiembre a junio podemos disfrutar del baile y el cante de los nuevos talentos del género.

Gracias a todo ello, Endanza, en estos nuevos espacios, continúa siendo, ante todo, un espacio vivo: bailado, creado, sentido, vivido, transformado una y mil veces, donde la amplitud y libertad de miras reinan por encima de cualquier otra premisa.